En el último año se ha observado un cambio importante frente al tema en América Latina: jefes de estado refiriéndose abiertamente al tema del fracaso de la lucha antidroga y la necesidad de abrir un debate sobre una posible legalización, entre ellos Felipe Calderón de México y Juan Manuel Santos de Colombia.
Uno de ellos es el actual presidente de Guatemala Otto Pérez Molina. Lo que hace más interesante su caso es que fue un activo general en el ejército de su país y jefe de los servicios de inteligencia, por lo que se vio involucrado directamente en la lucha antidrogas.
Hoy, con su experiencia militar, advierte: con la estrategia que siguen varios países, la batalla contra el tráfico de drogas no se puede ganar.
Al contrario, le dice a BBC Mundo: “La guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo”.
Así, su propuesta es abrir el debate a nuevos caminos como la despenalización del consumo de drogas y el pago de una indemnización por cada cargamento que se incaute en Centroamérica.
La propuesta de Pérez Molina ha encontrado resistencias, no sólo en Estados Unidos sino también entre los gobiernos vecinos de Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Pero no hay muchas alternativas, reconoce. El camino de los últimos 40 años para combatir el narcotráfico no ha funcionado, y es momento de pensar en alternativas… Entre todos.
Porque mientras exista un consumidor del tamaño de Estados Unidos, insiste, “esta guerra va a ser imposible de ganar”.
Usted pide analizar alternativas contra la violencia por el narcotráfico, como la despenalización del tránsito de drogas por Centroamérica y que los países consumidores paguen por los cargamentos incautados. ¿Cuáles son las acciones concretas para conseguirlo?
Hemos llamado a un debate primero en la región centroamericana, y ahora vamos a aprovechar la Cumbre de las Américas para buscar este diálogo. Aprovecharemos cualquier otro foro, porque el tema de la droga no sólo es una cuestión centroamericana ni del continente sino un tema mundial.
Queremos llamar al debate y al diálogo para encontrar nuevas formas para hacer frente a este tema que ha producido tanta violencia e inseguridad.
Mi llamada va desde endurecer la lucha contra contra el narcotráfico, a encontrar temas como la despenalización o regularización.
No es lo que algunos entienden, que se pueda vender droga en cualquier lado, no. Sabemos que es dañino, que se debe hacer un esfuerzo muy grande por regularlo.
Regulación para la producción, el tránsito y el consumo. Es un tema complicado, difícil, pero no lo podemos evadir.
¿Pagar por cada cargamento que sea incautado en Centroamérica?
Si el tema es seguir en lo que hoy se está haciendo en los países de la región centroamericana, y le hablo específicamente por Guatemala, debemos tener recursos para mantener el esfuerzo.
Y esos recursos podrían provenir de una compensación económica por los cargamentos que se vayan confiscando, o por las plantaciones destruidas.
De ahí podrían venir recursos para un mejor equipamiento o mejores servicios de inteligencia. Una mejor lucha si la decisión fuera que siguiéramos endurenciendo la guerra.
Pero si no es así, porque después de 40 años esta guerra no ha demostrado ser exitosa, debemos buscar otras rutas, alternativas para hacer un mejor frente.
¿No es una contradicción pedir que se pague por la droga incautada, y al mismo tiempo permitir que circule por Centroamérica?
No, lo que se plantean son diferentes alternativas. Si nos cerramos en una sola propuesta pues va a haber rechazo, algunos la van a criticar y otros dirán que no es la respuesta.
Antes que eso suceda llamamos a un diálogo responsable, serio, donde científicamente se analice lo que ha estado pasando en el tema de la droga.
¿Se puede lograr este plan sin la participación del gobierno de Estados Unidos?
Es necesario que todos los países en la región estemos incluidos. Estados Unidos dijo estar contra de la despenalización pero que pueden participar en un diálogo, y eso es un paso importante. Que se pueda discutir. Qué alternativas y qué nuevas rutas puedan encontrarse se verá con el tiempo. No esperemos ahora una decisión en la Cumbre de las Américas, o en algún foro más adelante.
Es un tema que va a llevar tiempo, habrá otras propuestas pero lo importante es la reflexión con todos los presidentes, jefes de estado que están en el ejercicio del poder, no los que estén retirados.
Los presidentes de Honduras y El Salvador se oponen a su propuesta. ¿Qué les dice para convencerlos?
Antes de la cumbre de las Américas el presidente pro témpore de SICA (Sistema de Integración Centroamericana), convocó a una reunión para buscar una posición conjunta.
“No vamos en la ruta de que la guerra se esté ganando, al contrario, creo que la guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo”
Mi propuesta no va a ser sólo sobre el tema de la despenalización, sino discutir con seriedad y responsabilidad sobre otras rutas para una lucha más exitosa.
Allí podríamos lograr una posición conjunta. La presidenta de Costa Rica (Laura Chinchilla) está dispuesta a que encontrar otras alternativas; el presidente de Panamá (Ricardo Martinelli) también dijo que se deben buscar otros caminos.
Otros presidentes como Honduras, El Salvador y Nicaragua podrían estar de acuerdo en discutir nuevas alternativas, no necesariamente la despenalización en la que dijeron no estar de acuerdo pero otras opciones que nos unifiquen en Centroamérica.
Usted es un militar que combatió en una guerra. Desde su experiencia y formación, ¿cree que es posible ganar una guerra contra las drogas con las estrategias aplicadas hasta el momento?
No. Le quiero decir que no. Y eso es lo que me llama a mí, con la experiencia que he tenido como militar donde también me ha tocado luchar contra el narcotráfico como director de inteligencia hace 20 años.
Ahora, como presidente, encuentro que la situación está peor. No vamos en la ruta de que la guerra se esté ganando, al contrario, creo que la guerra se está perdiendo y eso hay que reconocerlo. Debemos tener la valentía y la responsabilidad de reconocer que no hay posibilidades, que mientras haya un mercado del tamaño que representa Estados Unidos para el consumo esta guerra va a ser imposible de ganarla.
Las cantidades son millonarias en tráfico de armas, en la influencia y el crecimiento que tienen los carteles, el debilitamiento que hacen a las instituciones democráticas en países como Guatemala y otros de Centroamérica.
Yo le diría: no estamos en la ruta, hay que reconocerlo y para eso hay que tener la valentía de decirlo, no estamos ganando la guerra. No es ésta la forma, tenemos 40 años de estar en esta lucha y esta guerra no se está ganando. Tenemos que ser creativos y serios para encarar nuevas rutas y reconocer que debemos implementar otras. (BBC)