La aseveración llegó de parte del ex subsecretario de Derechos Humanos del Departamento de Estado, Elliot Abrams, quien declaró este jueves por videoconferencia desde el Consulado Argentino en Washington como testigo en la causa que investiga el robo de niños que llevó adelante el gobierno militar que se mantuvo en el poder desde 1976 hasta 1983.
Abrams aseguró además que, por sus funciones en la administración Reagan, en aquellos años se enteró de que había “muchos niños” apropiados ilegalmente por “familias leales” al régimen, y que él mismo sugirió a los militares que “la Iglesia podía ayudar” a resolver ese “problema terrible”
Según Abrams “había muchas juntas militares en América Latina pero yo no recuerdo otro tema como este” de sustracciones de niños, y estimó que el de Argentina “fue el peor caso” de violaciones a los derechos humanos con chicos ocurrida en los países del sur del continente.
Cuando le preguntaron si conocían una cifra concreta de niños apropiados por los militares o sus cómplices civiles, Abrams respondió: “Sabíamos que no eran sólo uno o dos niños, sino que existía un patrón, un plan, porque había mucha gente que estaba siendo asesinada o encarcelada”.
La declaración del jueves reafirma la información contenida en un cable secreto que había desclasificado el gobierno de Estados Unidos en 2002 y que el año pasado entregó a las Abuelas de Plaza de Mayo.
Este testimonio constituye uno de los últimos que se escucharán hasta el 6 de febrero en el debate oral que comenzó el 28 de febrero de 2011 para esclarecer 34 casos de robos de niños, en el que están siendo juzgados los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, acusados de sustracción, retención y ocultamiento de menores y sustitución de sus identidades durante la dictadura.