El Comisionado especial para los Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Konstantín Dolgov, logró reunirse con el ciudano ruso preso en Guantánamo Ravil Mingázov, que volvió a repetir que la prioridad por parte rusa es “lograr la pronta liberación de Mingázov”.
“Al final pudimos ver al último preso ruso de Guantánamo, Mingázov. Seguiremos ayudándole para garantizar sus derechos”, escribió el diplomático ruso en su cuenta en Twitter.
La visita nos reafirmó en nuestra posición de que Guantánamo debe cerrarse lo antes posible
Sin embargo, como subrayó Dolgov, la liberación del ciudadano ruso que “se encuentra preso en Guantánamo casi 12 años sin cargos ni juicio”, “es cuestión de la voluntad política de las autoridades estadounidenses”. Y además, dijo que las próximas semanas el Gobierno de EE.UU. podría examinar el caso de Mingázov y decidir si lo entreguen a un tribunal militar.
Por otra parte, Dolgov sostuvo que el controvertido centro penitenciario debe ser clausurado. “Esta visita nos reafirmó en nuestra posición de que Guantánamo debe cerrarse lo antes posible. Es una página vergonzosa en la historia de Estados Unidos, un lugar donde se atropelló la justicia y se violan los derechos humanos”, recalcó el portavoz de la Cancillería rusa.
Dologov no se pronunció en cuanto a las condiciones carcelarias de la Federación Rusa, que fueron objetos de severas críticas por parte de organizaciones internacionales.
Según Dolgov, durante los contactos bilaterales la parte estadounidense le aseguró a la rusa que la Administración Obama estudia el pronto cierre de la prisión.
“Le preguntamos (a Mingázov) acerca de las condiciones en la prisión, si abusan de él psicológica o físicamente. Tras reflexionar un poco respondió que en esta etapa no. Simultáneamente testimonió el mal trato a otros presos”, explicó el diplomático ruso.
La liberación del preso ruso es cuestión de la voluntad política de las autoridades de EE.UU.
El ciudadano ruso Ravil Mingázov acabó en prisión en Guantánamo en 2002 después de ser arrestado por los servicios de inteligencia de EE.UU. en la casa de un paquistaní que, según decían, estaba vínculado con Al Qaeda. EE.UU. sospechaba que el ruso estaba entrenándose en campamentos terroristas en Afganistán. El mismo Mingázov negó estas acusaciones.