En las elecciones del 17 de noviembre también estará en juego la elección de los 278 miembros de los 15 Consejos Regionales del país, órganos públicos de los gobiernos territoriales.
La boleta de las presidenciales incluye nueve nombres, entre ellos el de la expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010), quien según todos los sondeos tiene asegurado su retorno a La Moneda, aunque se mantiene la interrogante de si ganará en primera vuelta.
Dos grandes opciones tienen a la vista los electores: o un giro hacia la centro-izquierda, que provoque cierto vuelco a las políticas del gobierno de derecha que encabeza el presidente Sebastián Piñera, o la continuidad en los postulados de su gestión.
La coherencia con la administración Piñera estaría en manos de su exministra de Trabajo, Evelyn Matthei, candidata por los partidos Renovación Nacional (RN) y Unión Demócrata Independiente (UDI).
Además de ellas dos, aspiran al Palacio de La Moneda el independiente Franco Parisi, el líder del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami; Marcel Claude, por Partido Humanista; Ricardo Israel, del Partido Regionalista de los Independientes; Roxana Miranda, candidata del Partido Igualdad; el independiente Tomás Hocelyn-Holt; y Alfredo Sfeir, del Ecologista Verde.
Si bien ante todo proceso electoral afloran dudas sobre el número de electores que ejercerá el sufragio, en este capítulo chileno las interrogantes se multiplican, ya que será la primera ocasión en que el voto de elecciones presidenciales será voluntario.
En los comicios municipales de octubre de 2012 se estrenó dicho método, y hubo alrededor de un 60 por ciento de abstencionismo. Sin embargo, no pocos analistas coinciden en que la competición de este domingo debe atraer más votantes, que permitan llegar a cerca de un 55 por ciento del padrón electoral, incluso más del 60 por ciento.
Bachelet dio muestras de su pujanza electoral en las primarias del pacto opositor Nueva Mayoría realizadas el 30 de junio último, donde arrasó con la mayoría de los votos, superando en número no solo a sus contendientes a lo interno del pacto, sino también a los dos rivales de la Alianza de derecha que en ese entonces se midieron entre sí: Pablo Longueira (UDI) y Andrés Allamand (RN).
Nueva Mayoría no solo la integran los partidos de la Concertación que gobernó Chile durante 20 años luego de la salida del poder del dictador Augusto Pinochet en 1990:los socialistas, la democracia cristiana, los radicales socialdemócratas y los miembros del Partido por la Democracia.
Al bloque, que se presenta como un nuevo referente político, se añadieron los partidos Comunista, Izquierda Ciudadana, el Movimiento Amplio Social y algunos independientes.
“La tarea más transformadora y profunda que debemos emprender es una reforma educacional que vaya desde la educación parvularia, pasando por la educación en general, hasta la educación superior (…) una reforma que asegure una educación pública de calidad, gratuita, sin lucro e integradora”, expresó en días recientes Bachelet al presentar su programa de Gobierno.
Para generar los ingresos que permitan llevar adelante esos planes y otras políticas sociales prioritarias, como salud y pensiones, anunció el impulso de una reforma tributaria, que no solo permitirá recaudar más, sino también tener más equidad en el pago de los impuestos.
En tercer lugar, insistió en que los cambios de fondo que Chile necesita no estarán completos sin una nueva Constitución, que ponga fin a la heredada de la dictadura, que interprete a todos los ciudadanos, sea moderna, consagre la idea de un Estado social de derecho y garantice el ejercicio de esos derechos.
Matthei, por el contrario, defendió el modelo neoliberal impuesto por Pinochet, resaltó lo que considera logros del gobierno de Piñera y reafirmó su postura contraria a la gratuidad de la enseñanza para todos.
En el último de los debates presidenciales, la candidata de la derecha llegó incluso a romper un cheque simbólico, para demostrar su negativa a que la educación sea gratuita para todos los ciudadanos, uno de los principales reclamos del movimiento estudiantil, que según la más reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), es respaldado por el 74 por ciento de la población.
La consulta CEP, considerada una de las más serias, arrojó que un 47 por ciento de los electores votaría por Bachelet, mientras que solo un 14 por ciento lo haría por Matthei.
En tercer lugar el estudio situó a Parisi, con un 10 por ciento de la intención de voto a su favor, seguido de Enríquez-Ominami, con un siete por ciento; y Claude, con un tres por ciento. El resto de los concursantes no llegó al uno por ciento.
Al presentar los resultados, el Coordinador del Area de Opinión Pública de la encuesta CEP, Ricardo González, precisó que el estudio no es predictivo, pero que a partir de la fotografía del electorado captada, no habría segunda vuelta.
El pronóstico de CEP no dista mucho del vaticinio realizado por un experto electoral, el diputado José (Pepe) Auth, quien proyectó el triunfo de Bachelet en primera vuelta, con más de 30 puntos de ventaja sobre Matthei, lo que significaría el peor resultado que haya tenido una candidatura presidencial de derecha desde 1964.
La poca diferencia entre Matthei, Parisi y Enríquez-Ominami impide determinar con certeza quién de los tres pasaría a segunda vuelta, en caso de que el domingo la expresidenta no logre más del 50 por ciento de los sufragios.