Durante las pesquisas -precisó-, fue descubierto el piso de la capilla de la rústica necrópolis, evidencias de un presunto embarcadero, ambos del siglo XIX, y parte del muro de piedras que separaba a un viejo sanatorio resto de la zona.
Según el especialista, las indagaciones por la región posibilitaron determinar la ubicación de otro cementerio erigido una centuria después probablemente en sustitución del primero.
Tales búsquedas permitieron hallar entre las tumbas falsas bóvedas -sólo con brocal superior-, y particularmente una con cierto grado de preservación, en la cual se conservan aún inscripciones con caracteres chinos, añadió el historiador y espeleólogo.
Se trata -insistió- de una excavación de rescate para ahondar en ese capítulo de la historia y salvar todas las reliquias posibles, dentro de la llamada zona de desarrollo del puerto del Mariel.
De acuerdo con fuentes documentales a partir de 1861 existió en esos predios un lazareto o estación de cuarentena, donde eran ingresados cierto número de chinos llegados a Cuba en embarcaciones con epidemias a bordo, hasta 1874.
Se estima que el hospital acogió a unos 29 mil colonos asiáticos quienes venían supuestamente como trabajadores contratados, aunque vivieron casi en condiciones de esclavitud, de ellos pudo morir aproximadamente el uno por ciento, o sea, 290 personas, afirmó Mayol.
El coordinador de las exploraciones explicó que los fallecidos eran enterrados en el cementerio contiguo a la estación de cuarentena, la cual sirvió luego durante la guerra de independencia (1895-1898) como hospital de sangre y a principios del siglo XX como sanatorio para narcómanos.
Tales vestigios, incluidos los restos del lazareto y del primer camposanto, son las últimas evidencias de la existencia en Cuba de estaciones de cuarentena para internar a viajeros llegados en navíos desde la nación asiática y otros países.