Para presentar la pareja a los lectores, y a través de ellos el tango y el ambiente de tango en Budapest, he hecho una entrevista con los profesores, que fue una buena ocasión para mí, para hablar con unos “expertos” sobre este tema tan querido para mí.
Yo antes de tomar la decisión al lado de unos o de otros profesores, visité varias clases y hablé con varias personas. Al final me quedé con Cris y Lilach, y creo que fue la mejor decisión posible. No solamente porque son de Buenos Aires. Ellos mismos dicen que en la capital argentina, gran parte de las personas que bailan tango son extranjeras, y que justamente ellas han impulsado el desarrollo más técnico del baile en aquella ciudad. Pero esta pareja que voy a presentarles ahora, además de llevar en la sangre estos ritmos, ha dedicado mucho tiempo en aprender este baile, en profesionalizarse, han puesto su vida en ello. Tratan al tango con respeto y amor, son capaces de transmitir su conocimiento desde su corazón y alma. Los que participan en sus clases van a encontrar dos personas muy preparadas, divertidas, enérgicas, con ganas de compartir todo lo que tienen adentro.
Cris y Lilach son invitados por la Escuela de baile Hölgyválasz, están aquí hace un año y medio. Los dos se dedican al baile desde su juventud. Cris es de Paraná, por lo tanto aprendió baile folclore antes de contactar con el tango, y Lilach es de Israel, también había aprendido varias danzas, ballet, danza moderna, circo, etc. Cris empezó a bailar tango hace 17 años, durante la universidad, y pronto se convirtió en profesor de una de las escuelas más famosas de Buenos Aires. Lilach baila tango hace 7 años, y según su propia confesión, fe una decisión imprevista, de un día al otro. Viajando por América Latina una mañana decidió volver desde Bolivia a Buenos Aires y aprender tango.
Esta decisión que toma un joven bailarín argentino de empezar a aprender tango, no es tan evidente como yo pensaba. Los profesores me contaron lo mismo que yo observé en Montevideo. En Buenos Aires el tango ahora está volviendo a la moda, pero hace poco casi nadie bailaba tango. La generación de sus padres escuchaba tango, pero después dejó de ser tan popular como antes. La cosa ahora se está cambiando. Por lo tanto hay una generación de mayores que baila, y otra muy joven que ha empezado recientemente.
Conversando con la pareja he recibido mucha información y la más interesante ha sido hablar sobre las varias formas de bailar tango en diferentes sitios del mundo. Con sus respuestas me han sacada una de mis dudas, que me surgió en la primera milonga en la que he participado en nuestra capital: ¿Cómo es que bailan técnicamente tan bien los húngaros el tango?
Sabía que Cris y Lilach ya habían viajado mucho dando clases de tango, por lo tanto habían encontrado con muchas culturas diferentes, muchas personas diferentes que aprendían tango. Quería que me explicaran si percibieron alguna diferencia entre los países, y lo que me contaron fue muy interesante. El tango es un baile social de improvisación, sin técnicas fijas. En cada cultura es diferente. La diferencia se debe a que en el tango influye todo: toda la personalidad de uno, su historia, su presente y pasado, las cosas aprendidas en la escuela, su alrededor etc. De esta manera se puede observar rasgos diferentes entre distintos países, y dentro de la misma cultura, mismo país, entre las parejas. Cada pareja tiene su forma de bailar diferente, que depende de su historial. Esta forma de bailar no es estática, puede cambiar con el tiempo. En su caso por ejemplo es el resultado de todas las experiencias de Cris y Lilach. Cris bailaba folclore y practicaba artes marciales, además aprendía ingeniería naval. Lilach es bailarina, también practicaba diferentes tipos de baile. Todas las técnicas aprendidas anteriormente se fusionan ahora en su tango, junto con las experiencias vividas y de allí forja su movimiento que es característico de ellos.
Si nos fijamos en la importancia y la presencia cotidiana del tacto, podemos diferenciar los países en dos grupos. En los que nosotros llamamos mediterráneos o latinos, como por ejemplo los países del sur de Europa, Italia, España, Grecia, pero en este grupo podemos incluir a Turquía, Israel, Argentina, el hecho de tocar a otras personas es un acto natural. Es algo que ocurre todos los días, con mucha frecuencia. Es una necesidad. Como Lilach ha dicho, las personas sienten la necesidad de tocar. En estos países no tienen miedo a satisfacer esta necesidad y la gente se toca, se besa, se abraza todo el tiempo. Esta actitud se refleja en el baile. El abrazo en el tango tiene mucha importancia y en los países “calientes” se centran mucho en el abrazo. Como es una cosa tan natural, no les cuesta abrazar en el baile. A lo mejor la gente no baila siempre con buena técnica, pero el contacto en el baile entre las personas y el abrazo están muy desarrollados.
En cambio en los países de Europa del Norte y central, en Rusia y Suecia tocar al otro no es tan natural, menos si es un desconocido. Las personas piensan más en el paso, en la estética, pierde el contenido de la comunicación entre la pareja. A las personas les cuesta al principio abrazar el otro. Cris ha dicho que los principiantes transmiten más la propia cultura, es más fácil observar lo que traen dentro, más tarde se acostumbran y ya es más natural abrazarse en el tango. Esta es la razón por la que en estos países se baila técnicamente mejor y se centra un poquito menos en el abrazo. El trabajo del profesor empieza en reconocer estas dificultades que unos traen desde la cultura propia, y trabajar en desarrollar por ejemplo el abrazo, a partir de la técnica.
En Budapest la comunidad tanguera todavía es joven y pequeña, pero se nota que la gente tiene inquietud de bailar algo, hay interés por el tango. Cuando Cris y Lilach dieron una exhibición con Miklós Erika, 12 mil personas fueron a verlos. A la gente le interesa este baile, tal vez hace falta más publicidad, para que las personas decidan tomar clases de tango.
Los chicos dicen, que si alguien está pensando en ir a sus clases, tiene que probar una y decidir por sí mismo si le gusta o no. Es una decisión personal, cada uno tiene un gusto, no necesariamente tienen que gustarle a todo el mundo. Por suerte ya tienen un grupo pequeño de alumnos que han estudiado con ellos desde el principio, que han sido desarrollados por ellos. Les provoca un sentimiento muy hermoso y un orgullo muy grande verlos bailar.
Hemos recibido una advertencia también. La gente necesita tomar al tango más tranquilo, más social aquí en Europa. Lo más importante es divertirse con el tango. en Argentina lo toman muy relajado, aquí muy en serio. Hay que encontrar el medio. Para divertirse y practicar, están las milongas.
En Budapest hay muchas milongas, casi todas las noches hay una. Si esto lo comparo con Montevideo, allí hay más gente que baila, pero menos milongas que en Budapest. Conversando sobre las milongas con los chicos, me han confirmado lo mismo. Los organizadores de las milongas tienen que trabajar juntos y respetar el trabajo del otro. Todavía no hace falta organizar más de dos milongas a la semana y hay que traer más gente, empezando con los principiantes. Al principio siempre es más difícil ir a la milonga, sobre todo si alguien no conoce a nadie. Pero para eso Cris y Lilach tienen una buena solución. Por un lado en la misma escuela de baile donde dan clases, los sábados organizan milongas, con prácticas antes de la milonga, y ellos están allí, para ayudar si alguien tiene alguna duda o pregunta. Por otro lado, para incentivar a los alumnos, han traído una idea de Copenhague y empezaron impartir la clase preferida de Lilach, que se llama “tango con un amigo”. La idea es traer un avanzado a un principiante, y bailar juntos durante toda la clase, desarrollándose los dos en su propio nivel. Esta clase tiene muchas ventajas. El avanzado quiere ayudar al principiante y así él se desarrolla más rápido. Si el principiante es un amigo, le ayudas más, además lo lleva a la milonga también, dónde ya conoce a una persona, y es más fácil empezar a bailar.
Para cerrar la conversación quería saber cómo opinan Cris y Lilach sobre su experiencia en Budapest y cuáles son sus planes para el futuro.
La pareja está muy agradecida por poder estar aquí. Dicen que es una oportunidad muy grande para ellos poder dar tantas clases en una escuela tan grande. Tienen la posibilidad de ensayar, y con las clases complejas que dan a los avanzados aprenden ellos también. El hecho de estar pensando en el tango y en la enseñanza les hace más fácil participar en las giras, van más preparados a los workshops. A pesar de que al principio les costó tomar la decisión de venir, ahora están muy contentos. Además les gusta Budapest, y están más cerca de la familia de Lilach que vive en Israel. Piensan que la relación con Budapest no va a acabar nunca.
Buena noticia, que la semana que viene podemos disfrutar del baile de la pareja en Dürer Kert (1146 Budapest Ajtósi Dürer sor 19-21) , donde el 16 de mayo, a las 19,30 van a presentar un show de tango junto con otras artistas.
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