La crítica más fuerte a los agrocombustibles es que alimenta automóviles en vez de bocas humanas. Esa objeción es crucial, pero ahora existen estudios que demuestran que en la mayoría de los casos son más contaminantes que los combustibles fósiles.
La agencia de investigaciones holandesa CE Delft, realizó un estudio comparativo de diversos combustibles, por encargo de Greenpeace Holanda.
Tomando en cuenta factores como la emisión de gases de efecto invernadero, el uso de la tierra y el empleo de nutrientes o fertilizantes, se confeccionó una lista de los diversos combustibles, comparándolos con los fósiles. Productos como el biogás, proveniente de residuos o el biodiésel fabricado con grasas de desecho, son menos contaminantes que los combustibles fósiles. Entre los que son un poco más contaminantes se ubican los etanoles provenientes de remolacha azucarera, caña de azúcar y maíz. Y entre los más contaminantes encontramos al biodiésel, ya sea de palma aceitera, girasol, colza o soja.
La III Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria, por los Derechos y por la Vida, manifiesta que:
- La Soberanía Alimentaria es el Derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una producción local, autónoma (participativa, comunitaria y compartida) y culturalmente apropiada, en armonía y complementación con la Madre Tierra, el acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos, profundizando la producción de cada nación y pueblo.
– Los sistemas tradicionales de producción de alimentos, constituyen un Derecho Humano y son patrimonio de nuestros pueblos pescadores, campesinos, afrodescendientes, indígenas y del manglar y están al servicio de la Humanidad.
– La recuperación de la autonomía y la Soberanía Alimentaria, cultural y política para los pueblos requiere de políticas y programas que fomenten la agricultura campesina, familiar e indígena, y la pesca artesanal, como garantías para acceder a alimentos saludables, nutritivos, suficientes y culturalmente apropiados, y como un aporte económico fundamental en el sostenimiento de las sociedades actuales. Es necesario valorar y promover a la Agroecología como único modo de producir alimentos de alta calidad, respetando los ecosistemas y reconociendo los conocimientos de mujeres y hombres campesinos, indígenas, agricultores familiares, pescadores artesanales y pastores.
– Reconociendo el avance en la Política de la FAO sobre Pueblos Indígenas y Tribales, exigimos que la misma sea implementada en todos sus componentes, particularmente en lo relacionado a bosques, agricultura, pesca y desarrollo sustentable, por todas las instancias y programas de la FAO y por los gobiernos de todo el mundo y en especial de América Latina y El Caribe. Los recursos para su implementación deben ser garantizados.
– Es necesario consolidar a la Pesca Artesanal en el escenario pesquero local, provincial, nacional e internacional, tomando en cuenta el derecho de accesibilidad a sus recursos y defendiendo al sector, a través del fortalecimiento de su organización e instituciones, basados en principios de gestión transparente y participativa, que facilite una actividad pesquera ambiental, social, económica y políticamente sustentable.
– Rechaza enérgicamente la generación, desarrollo y uso de agrocombustibles y toda la generación de energía a través de la biomasa, tal como viene siendo promovida por gobiernos, corporaciones, agencias de ayuda, las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales y demás agentes interesados en su producción a gran escala y en su comercio internacional. El desarrollo y uso de agrocombustibles no cambia, sino que perpetúa el modelo de producción y consumo de la civilización moderna, urbana e industrial.
– Del mismo modo, rechaza al desarrollo e imposición de organismos genéticamente modificados (OGM) que, acompañados de un paquete tecnológico basado en agrotóxicos, vuelven cada vez más precaria y dependiente la vida de los Pueblos. Caben también responsabilidades a los medios masivos de comunicación y multimedia empresariales hegemónicos que manipulan, falsean, ocultan o tergiversan la información promoviendo este tipo de desarrollo.
– La denominada “Economía Verde” significa la comercialización global del aire, los mares, las tierras, territorios y demás bienes naturales.
La III Conferencia Especial demanda:
- Detener la criminalización de los movimientos sociales y terminar con la militarización de los territorios de los pueblos y comunidades.
– La inmediata ratificación por parte de los gobiernos del Convenio 184 de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) referente a la salud y seguridad de los trabajadores rurales por los derechos y por la vida, y de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares, adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 45/158, del 18 de diciembre de 1990.
– Que los gobiernos de la región y la FAO adopten medidas urgentes para restablecer los sistemas alimentarios nacionales de Haití, permitiendo al pueblo de dicha nación recuperar su autonomía. Menos armas, menos tropas y más alimentos soberanos para Haití.
– Detener y condenar el acaparamiento de la tierra y otros bienes naturales e impulsar la implementación de las Directrices relativas a la Tenencia de la Tierra, las Pesquerías y los Bosques junto a las organizaciones sociales y de productores de alimentos a pequeña escala, estableciendo plataformas o mesas nacionales participativas para su implementación, monitoreo y evaluación del su impacto en la realización del Derecho a la Alimentación Adecuada.
– Que la FAO y los gobiernos mantengan los compromisos adoptados en la Declaración de la Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural, CIRADR, concretando una Reforma Agraria integral, radical, con la debida consulta y el consentimiento libre, previo e informado de los Pueblos y las comunidades.
– Que los Gobiernos, reconociendo a los y las jóvenes como agentes estratégicos para el fortalecimiento de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y del Desarrollo Rural Sostenible, destinen recursos para generar políticas y programas de Juventud Rural, diferenciados y articulados en el ámbito de acceso a la tierra, la comercialización, la financiación y asistencia técnica, que posibiliten el arraigo de la juventud en el campo, en regiones costeras y de Manglar.
– Que los gobiernos implementen urgentemente medidas políticas concretas para que en el 2014 expresemos con fuerza el Año de la Agricultura Familiar decretado por la ONU, dando visibilidad mundial a la importancia de esta actividad familiar, campesina e indígena para alcanzar la Soberanía y Seguridad alimentarias.
– Que los gobiernos continúen garantizando la participación activa de la Sociedad Civil en las Naciones Unidas y la FAO, para que ésta sea un agente activo en la lucha contra el hambre y la pobreza e impulse el mantenimiento y la recuperación de los modos tradicionales de producción de alimentos, comprometiéndose de manera prioritaria con la realización del Derecho a la Alimentación, en el marco de la Soberanía Alimentaria y creando un entorno propicio para un diálogo eficaz de alto nivel entre los gobiernos y los movimientos y organizaciones sociales a través de la formulación de acuerdos vinculantes.
– Garantizar un amplio y significativo debate conjuntamente con la Sociedad Civil sobre el funcionamiento y los cometidos centrales del CSA y sus implicancias para los gobiernos nacionales.
– Garantizar la inclusión de la posición de la Sociedad Civil en las consultas multisectoriales, especialmente sobre un Marco Estratégico Mundial (MEM) que incluya a la Soberanía Alimentaria como la reivindicación más importante de los movimientos sociales y principio rector de dicho Marco.
– Que los gobiernos aseguren que en el proceso de reforma de la FAO prime una arquitectura de género igualitaria y permanente, con presupuesto suficiente y con los debidos mecanismos participativos, de consulta y toma de decisiones.
– Que la FAO inicie un proceso de revisión de su definición de “Bosques”, con la participación efectiva de los pueblos campesinos e indígenas que viven o dependen de dichos ecosistemas.
– Que la FAO cree y ponga en funcionamiento un departamento o unidad dedicada a la implementación de su Política sobre Pueblos Indígenas y Tribales con presencia en cada estado de América Latina y El Caribe.
– Que en la Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (“Rio + 20” cuya realización está prevista desde el 20 al 22 de junio de 2012) los Estados de América Latina y El Caribe impulsen un desarrollo debidamente sustentable, reconociendo la contribución de la Agricultura familiar, campesina e indígena al desarrollo sustentable y contribuyendo a que los países formulen agendas nacionales al respecto; y no una “Economía Verde” global basada en el libre comercio y el mercado global. Esta privatización y mercantilización de la vida y la naturaleza está probada como profundamente destructiva e insustentable.
(rnw.nl)