Y es que aunque la agenda oficial elaborada por el gobierno colombiano se centra en los temas de integración física, acceso y utilización de tecnología, desastres naturales, seguridad y reducción de la pobreza, durante el encuentro los mandatarios de la región también abordarán dos temas particularmente espinosos pero no por eso menos importantes.
El primero es el futuro de la guerra contra las drogas, un debate en el que por primera vez se discutirá al más alto nivel la posibilidad de un cambio de estrategia que pase por su legalización o despenalización.
El segundo es la posible participación de Cuba en las futuras citas hemisféricas, una discusión marcada por la ausencia del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, quien ya advirtió que no volverá a participar en otra de estas cumbres mientras el país caribeño no reciba también una invitación.
La ampliación de la de por sí ambiciosa agenda ha sido bien recibida por los anfitriones colombianos, que esperan que la cumbre les permita consolidarse como un actor cada vez más importante en el concierto político regional.
Pero el encuentro también constituye un importante desafío logístico y de seguridad para un país que quiere aprovechar la oportunidad para mostrarle al mundo su mejor cara.
En materia de seguridad Colombia no está dejando nada al azar y ha contado con el apoyo de 32 organismos de policía e inteligencia de 27 países. Más de 17.000 efectivos de la fuerza pública, entre armada, ejército, policía y fuerza aérea, se encargarán de proteger a los asistentes a la cumbre y especialmente a los jefes de Estado que se reunirán a partir del sábado 14 de abril.
Seis aviones y cuatro helicópteros patrullarán constantemente los cielos de Cartagena, mientras que la seguridad de la bahía estará garantizada por cuatro submarinos y varios equipos de hombres-rana.
A la ciudad se han desplazado seis robots antiexplosivos, mientras que se calcula que unos 400 francotiradores estarán apostados en las azoteas de la ciudad durante la reunión de mandatarios.
Y no cualquiera podrá acceder al centro histórico del principal destino turístico de Colombia mientras dure la Cumbre.
“Hasta los alcatraces despiertan sospechas”, resumió el cronista Colombia Juan Gossaín en un artículo publicado el domingo por el diario El Tiempo, en el que también da una pista para reconocer a los agentes de los diferentes servicios de inteligencia extranjeros que han llegado a la ciudad que los colombianos llaman cariñosamente “La Heroica”.
“Lo primero que piden, a penas se sientan, es un revoltillo de licores llamado Tom Collins. ‘Son los únicos seres humanos capaces de tomarse ese jarabe’, comentan los meseros, muertos de risa,” escribió Gossaín. (BBC)