Un voluntario húngaro en Paraguay: hasta el momento de la partida

Mba’ére Paraguai chera’? o por qué Paraguay compay?
Hubiera sido dificil responder esta pergunta aquella manana gris en la oficina, cuando lei el email de la ONG Fekete Sereg, sobre el programa de voluntariado en Paraguay. Alli estaba la posiblidad de enviar alguien para siete meses a participar en el programa de Servicio Voluntariado Europeo y no aplicaba nadie. Ellos estaban desesperados para encontrar alguien que se vaya, yo estaba desesperado por irme.

Todo parecia tan obvio: son anos y anos que queria visitar Suramerica, anadida la circumstancia que la aventura se realiza en marcos de un programa con utilidad social y que se trata de un periodo de siete meses. Mi decisión fue tomada en un momento. Yo me voy. Me ha apoyado el Latimo La Unión Húngara Latinoamericana también, y en el Latimoport (www.latimoport.hu) podrán leer mis experiencias escritas sobre Paraguay.

 

 

Tras recibir la respuesta afirmativa de Roberto Marcet de la ONG Puente Sur, la organizacion receptora, no quedaba nada mas que apañar los detalles.
Pues uno podría pensar que irse a vivir casi un ano a otro continente necesita mucha preparación. En realidad yo no vi mas dificultades que con unas simples vacaciones en Europa. Comprar el billete de avion, eso si es costoso y complicado, sobre todo si las aerolineas quedan bancarotas una vez adquiridos los tickets, y justo eso ha sido el caso de nuestra querida compañía de transporte aereo el Malév. Gracias a la ayuda de una buena amiga logramos vencer estas dificultades también.
También es importante tomar en consideración la vacunación. Aunque el estado húngaro no considera obligatorio ningún tipo de vacunas, es mas que recomendado que nos inmunicen contra la fiebre amarilla, hepatitis A y B, tétano y fiebre tifoidea. Así podremos consumir cosillas en los mercados sin tener correr mucho peligro de infecciones feas, además si la necesidad lo dicta podremos usar baños sin temer los hepatitis.
Me llevé una buena sorpresa con el precio de las vacunas cuando la enfermera sonriente me dejo cara a cara con una cuenta de unos buenos 150 euros.
Llegó el día de la despedida de la familia y amigos y al aeropuerto. A partir de allí no quedaron otras cosas que abordar el avión hacía Paris, trasbordar a Sao Paulo. En Sao Paulo ya te toca el viento de America del Sur. Bajando del avión como si entrarías en un baño de vapor: 25 grados y humedad altísima. En este punto se te pone la piel de gallina: estoy en America.
En el aeropuerto caras negras, mestizas, blancas, personas de todos los tonos del color café con leche hasta el negro oscuro. Sonidos melódicos del portugués brasileño, indios con trenzas esperando el trasbordo a Perú o Ecuador.
La primera sorpresa me la lleve cuando me acerqué a la puerta de embarque hacia Asunción. En vez de las caras con rasgos guaraní que yo esperaba, encuentro japoneses, coreanos y alemanes. Resulta que Paraguay tiene una importante porcentaje de inmigrantes asiáticos y alemanes, estos últimos llegados principalmente en la década de los 20 del siglo pasado.
La segunda vez cuando me quede con la boca abierta ha sido cuando aborde el avión. Es de esperar que las aeromozas sean mujeres bellas, pero nada se compara a la belleza de la mujer paraguaya. Según los historiadores los mismos conquistadores como Alejo García y Juan de Salazar y Espinosa quedaron sorprendidos por la belleza de las mujeres nativas.
Tras un viaje de dos horas y media el pequeño Airbus hizo un aterrizaje perfecto en el Aeropuerto Silvio Pettirossi, rodeado por las tierras rojas y la vegetación verde frondosa de Teta Paraguay que será mi casa para los próximos siete meses.

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