Muchos de los visitantes de la exposición de esta joven artista afrodescendiente inaugurada el 24 de abril en Santa Cruz, Bolivia descubren amigos, tíos y tías en fin descubren su propia historia porque las fotos para ellos tienen nombres y apellidos.
En las fotos, parientes que no vieron hace tiempo, abuelos y abuelas que viven allá, en las nubladas laderas de Los Yungas, donde los afros se asentaron hace siglos tras abandonar las alturas del Cerro Rico de Potosí.
Las obras de Carmen Angola relatan la tremenda riqueza cultural de una de las comunidades afroamericanas más antiguas del subcontinente latinoamericano. Los ancestros de los afrobolivianos de hoy fueron arrancados de África a partir del siglo XVI. a substituir la mano de obra indígena – para entonces exterminada – en las minas españolas de Potosí.
Fueron ellos junto a millones de originarios que extrajeron la plata que disparó la economía europea a siglos de hegemonía mundial, fueron ellos que generaron la desmesurada riqueza del capital financiero de la banca alemana italiana o inglesa.
Venidos de África y de Los Yungas, hoy muchos radicados en Santa Cruz, para los estimados 25 000 – 60 000 afrodescendientes bolivianos la lucha continua, una larga marcha pacífica por una educación mejor, por la participación política la atención sanitaria en fin, por la plena realización humana.
Carmen Angola es una de las activistas de esta marcha, quien con cámara en la mano desde muy temprana edad se sintió atraída por los rostros y por las historias de su pueblo que por cierto narra mejor que nadie.
“Quiero buscar mi ancestralidad, mi historia, mi cosmovisión, para poder mostrarlo ahora y para que no se pierda en el futuro(…) tengo que rescatar las antiguas palabras y saberes nuestras.” – destaca Angola, quien ya no es solo Carmen la fotógrafa, ella se convirtió en la voz de su pueblo.
“Nuestra realidad es distinta, nosotros somos iguales pero distintos también y lo distinto es anormal y malo para los demás, tenemos que buscar el porqué y la razón de la discriminación.” – explica Angola lo que la motiva seguir adelante. La lucha de Angola va más allá de la fotografía incidiendo directamente en las generaciones mas jóvenes de las comunidades afrobolivianas a través de la educación alternativa de arte y fotografia que desarrolla en su fundación con sus compañeras y su marido.
“Sentirse libre es una fiesta, poder demonstrar lo que somos solo por el hecho de ser los que somos (…) afro-boliviano, afro-colombiano afro-ecuatoriano, nuestra esencia en la música, nuestra sangre es felicidad y calor humano ” – concluye la joven Angola la esencia de la herencia afro.
Y efectivamente, en la inauguración de la exposición “El espíritu de nuestros afro-descendientes” vivimos una noche entre amigos con sabor a saya, salpicado con ritmo de guancha, de baile, arte y música. Desde los más pequeños hasta los mayores haciendo del evento una celebración de la diversidad y la unidad del pueblos de Bolivia.
La exposición – cuenta también con una muestra de retratos en pastel de la pintora hiperresailsta de origen aymara, Rosemery Mamani y fotografías de Tony Suárez y Philippe Salaün – espera los visitantes en la Manzana 1 hasta el 25 Mayo. (foto: Márton Hardy)