Reflexiones sobre la identidad boliviana

Algunos se preguntan si el mes patrio tiene el mismo significado para los jóvenes actualmente como tenia en décadas pasadas. Seguramente algunos comprenden con mayor profundidad su significado que otros. 

 

 

 

Sin embargo, hay otra pregunta más profunda que tal vez debemos hacernos: ¿Cuáles son las actividades que mejor refuerzan nuestro sentido de pertenencia compartida o nuestro referente común como bolivianos?

Fortalecer nuestra identidad como bolivianos no es un tema de uno o dos días; implica todo un proceso educativo.  La intraculturalidad, entendida como la revalorización, el fortalecimiento y desarrollo de los diversos elementos, rasgos y valores ancestrales de una cultura, es un paso necesario para asumir procesos de integración mayores. ¿Pero cómo podemos trabajarlo manteniendo nuestra identidad como bolivianos, si somos un país tan diverso?

Lo esencial es saber integrar la diversidad, por medio de un diálogo constructivo, en que se presentan las opiniones de una manera digna y moderada y se escucha a las ideas de los demás con respeto, con el fin de tomar decisiones que buscan el bienestar de todos.

Principalmente deberá ser la escuela aquel escenario ­de integración, en la cual se aprende a apreciar la diversidad, y tomar decisiones mediante el diálogo constructivo, superando toda forma de racismo, discriminación y rechazo entre unos y otros, yendo más allá de la tolerancia y creando vínculos duraderos de amistad y aprecio entre los estudiantes de diversas culturas y grupos sociales. Una escuela así revalorizará los saberes locales y ancestrales sin desconocer el aporte de los saberes universales.

La finalidad de la educación es el desarrollo pleno de cada ser humano para que pueda aportar a una sociedad en avance continuo. De tal manera, el proyecto u objetivo compartido se vuelve una herramienta de integración. ¿Y qué mejor proyecto que el de construir un país juntos? ¿Una sociedad justa y democrática?

Si buscamos construir una sociedad democrática, tenemos que comenzar en las instituciones educativas: en las escuelas, universidades, e institutos. El trabajo ha de ser conjunto, involucrando a padres de familia, profesores, autoridades y estudiantes.

 

 

 

Lograr que los jóvenes sientan que forman parte de un país pero que son, al mismo tiempo, el país mismo, sólo será posible a través de una formación en principios universales y cualidades morales, tales como la equidad de género, la eliminación de prejuicio, la solidaridad, la cooperación, el respeto, el esfuerzo, la compasión, la honestidad y muchos más.

La motivación es un factor determinante para la formación de estudiantes y  profesionales comprometidos con la transformación de un país. Se necesita una motivación interna, que lleva a una convicción personal, para que las acciones sean eficaces y sostenibles. Este tipo de motivación nace de un compromiso con valores, tales como el esfuerzo, el respeto, la cooperación, la unidad y la solidaridad.  La motivación interna nos permite desarrollar un sentido de contribución a un todo que bien puede ser: mi barrio, mi comunidad, mi país y el mundo entero.

Por eso la importancia de trabajar en valores, en el reconocimiento de los derechos humanos, el liderazgo moral, y la equidad de género, líneas de acción esenciales para la Fundación Aprendizaje en Acción enfocado a un público tan sensible y con deseos de aprender, como es el de los niños, adolescente y jóvenes. Fortalecer y respetar sus creencias, sus tradiciones y sus formas prácticas de concebir la vida, a la vez que aprendan a apreciar creencias, tradiciones y cosmovisiones distintas son aportes que enriquecen a todos.

Para la Fundación AEA, realizar actividades que revaloricen los conocimientos y todo el bagaje cultural que pueden traer los niños, adolescentes y jóvenes desde sus experiencias de vida en sus comunidades y en sus barrios es un aporte significativo a la construcción del sentido de pertenencia a un país. Así como construimos un país, también construimos nuestra identidad, utilizando formas pacíficas de crear vínculos sociales y revalorizar nuestros sentimientos hacia nuestro país, tales como el arte, la música, el teatro, el deporte y  la educación. Siempre podremos aprender unos de los otros. (por Patricia Chávez Zalles – Activista Social, Emprendedora Cultural) 

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